martes, 25 de octubre de 2011

Libro 6. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro


La educación debe mostrar que no hay conocimiento que no esté amenazado por el error y la ilusión.
Se podría creer en la posibilidad de eliminar el riesgo de error rechazando cualquier afectividad. Así pues, no hay un estado superior de la razón que domine la emoción, sino un bucle, y de cierta manera, la capacidad de emoción es indispensable para el establecimiento de comportamientos racionales.

Los errores mentales

Nuestra memoria está sujeta a numerosas fuentes de error. Nuestra memoria tiende a seleccionar los recuerdos por proyecciones inconscientes. Los errores intelectuales: Nuestro sistema de ideas está sujeto a proteger los errores e ilusiones que están inscritos en ellos. Los errores de la razón: La racionalidad no es una cualidad con la que están dotadas las mentes, los científicos y técnicos. Es necesario reconocer en la educación para el futuro un principio de incertidumbre racional. Las cegueras paradigmáticas juego de la verdad y del error no sólo se juega en la verificación empírica y la coherencia lógica de las teorías, también se juega a fondo en la zona invisible de paradigmas. Esto lo debe tener bien en cuenta la educación.

  El conocimiento de los problemas claves del mundo. A este problema universal está enfrentada la educación del futuro porque hay una inadecuación cada vez más amplia, profunda y grave, por un lado entre nuestros saberes desunidos, divididos, compartimentados y por el otro, realidades o problemas cada vez más poli-disciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales, planetarios.

El contexto

Para que un conocimiento sea pertinente, la educación deberá entonces, evidenciar el contexto, lo global, lo multidimensional y lo complejo.

La condición humana es la situación de las personas en el universo; su estudio es muy amplio y abstracto, y se hace esencial que la sociedad conozca su propia condición respecto al universo para poder conocer la multidimensional y complejidad del ser humano, es decir, dar “educación para el futuro”.

El ser humano tiene diferentes condiciones en el universo, y vamos a hacer referencia a una de ellas a modo de ejemplo: la condición física; desde el punto de vista del universo, se dice que hay más galaxias en el universo que granos de arena en todas las playas de la tierra..., por tanto, podemos hacernos una idea de lo pequeños que somos nosotros y lo que conocemos.

La humana condición hace referencia a cómo el mundo humano ha ido evolucionando hasta hoy..., pero, ¿nos hemos parado a pensar que quizás dentro de miles de millones de años el ser humano evolucione hasta tener una forma física distinta a la actual? Lo que sí que sabemos es que cada persona es única e irrepetible, y se completa a través de la cultura debido a la estrecha relación entre cerebro, mente y cultura. Así, también afirmamos que todo desarrollo humano necesita desarrollar el conjunto de las autonomías individuales, de participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia con la especie humana. La educación de las personas deberá abarcar también la inculcación de los valores de unidad y diversidad humana.

A continuación, se muestra un enlace sobre el universo y el estudio de la condición humana:



El destino nunca se puede predecir. El surgimiento de una creación no se puede conocer por anticipado, ya que si no, no habría creación.

La historia va avanzando a lo largo de su camino por una serie de desviaciones que proceden de innovaciones o creaciones internas, de acontecimientos o accidentes externos. Si no se interrumpe la desviación, puede desarrollarse, propagarse una tendencia cada vez más potente que produce una nueva normalidad.

Toda evolución es el logro de una desviación, cuyo desarrollo transforma el sistema donde ella misma ha nacido.

Por lo tanto, hay que aprender a enfrentar la incertidumbre, puesto que vivimos en una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado.
Nadie sabe lo que pasará mañana, dentro de unos años o en unos siglos.
El conocimiento que nos vamos forjando es una aventura incierta, que conlleva en sí mismo el riesgo de caer en la ilusión o en el error.
La comprensión se concentra en: relaciones entre humanos y entre familiares, cada vez más amenazadas por la incomprensión. Hay dos comprensiones: la intelectual u objetiva y la intersubjetiva, e incluyen empatía, identificación y proyección intersubjetiva necesita. Hay obstáculos externos como: el malentendido, la «cultura», el arte, la ignorancia e incomprensión. E internos: la indiferencia, el egocentrismo, etnocentrismo y sociocentrismo.

El egocentrismo es la autojustificación y tendencia a adjudicar a los demás los males. En ocasiones, se nutren por incomprensión. La enajenación anula la comprensión de otra idea, y sus conjuntos constituyen obstáculos para relacionarnos.

La ética de la comprensión pide comprender desinteresadamente la incomprensión. La favorece: el bien pensar, y la introspección. La verdadera tolerancia supone la aceptación de ideas contrarias a las propias.  Existen cuatro grados: evitar prohibir, nutrirse de opiniones diversas, respetar, y por último, enajenaciones humanas. La comprensión necesita comprender las causas de la incomprensión y superarlas. Es a la vez medio y fin de la comunicación, y dada la importancia de la educación aquí, necesitamos reformar las mentalidades en el futuro.
La situación sobre nuestra Tierra es paradójica. Las interdependencias se han multiplicado. La conciencia de ser solidarios con su vida y con su muerte liga desde ahora a los humanos. La comunicación triunfa; el planeta está atravesado por redes, faxes, teléfonos celulares, módems, internet... Y sin embargo, la incomprensión sigue siendo general.
Esta razón debe ser una de las finalidades de la educación para el futuro. El problema de la comprensión se ha vuelto crucial para los humanos. 

Debemos ligar la ética de la comprensión entre las personas con la ética de la era planetaria que no cesa de mundializar la comprensión. La única y verdadera mundialización que estarían al servicio del género humano es la de la comprensión, de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Las culturas deben aprender las unas de las otras y la orgullosa cultura occidental que se estableció como cultura formadora debe también volverse una cultura que aprenda. Comprender es también aprender y re-aprender de manera permanente.
Una ética propiamente humana, es decir, una antropo-ética, debe considerarse como una ética bucle de los tres términos individuo <-> sociedad <-> especie. La antropo-ética supone la decisión consciente y clara de: asumir la condición individuo-sociedad-especie en la complejidad de nuestra era, de lograr la humanidad en nosotros mismos, en nuestra conciencia personal. Además, nos pide asumir la misión antropológica del milenio, como trabajar para la humanización de la humanidad o lograr la unidad planetaria en la diversidad.


El bucle individuo-sociedad: enseñar la democracia
Individuo y sociedad existen mutuamente. La democracia permite la relación rica y compleja individuo-sociedad donde individuos y la sociedad pueden entre sí ayudarse, desarrollarse, regularse y controlarse.

La democracia es, más que un régimen político, la regeneración continúa de un bucle complejo y retroactivo: los ciudadanos producen la democracia que produce los ciudadanos.
La soberanía del pueblo ciudadano comprende, al mismo tiempo, la autolimitación de esta soberanía por la obediencia a las leyes y el traspaso de soberanía a los elegidos.
La democracia necesita tanto de conflictos de ideas, como de opiniones que le den vitalidad y productividad. Exigiendo a la vez, consenso, diversidad y conflicto, la democracia es un sistema complejo de organización y de civilización política que alimenta y se alimenta de la autonomía de espíritu de los individuos.
La democracia depende de las condiciones que dependen de su ejercicio (espíritu cívico, aceptación de la regla del juego democrático).

La democratización de las sociedades occidentales ha sido un proceso largo, que se ha continuado irregularmente en ciertos campos, como el acceso de las mujeres a la igualdad con los hombres en la pareja, el trabajo, el acceso a las carreras públicas, etc.
Las democracias del siglo XXI estarán cada vez más enfrentadas a un problema gigantesco que nació con el desarrollo de la enorme maquina donde ciencia, técnica y burocracia están íntimamente asociadas. Esta máquina no sólo produce conocimientos y elucidación, sino también ignorancia y ceguera. El ciudadano pierde el derecho al conocimiento, tiene el derecho a adquirir un saber especializado, pero está desprovisto, como ciudadano, de cualquier punto de vista global y pertinente.


EL BUCLE INDIVIDUO-ESPECIE: ENSEÑAR LA CIUDADANIA TERRESTRE

Esta antropo-ética ha sido cubierta, oscurecida por las otras éticas diversas y cerradas, pero no ha dejado de conservarse en las grandes religiones universalistas.
Mientras que la especia humana continúa su aventura bajo la amenaza de la autodestrucción, el imperativo es: salvar la Humanidad realizándola.

En realidad, la dominación, la opresión, las barbaries humanas permanecen en el planeta y se agravan. Es un problema antropo-histórico fundamental para el cual no hay solución a priori, pero, sobre el cual, hay mejoras posibles, y el cual, únicamente podría tratar el proceso multidimensional que nos civilizaría a cada uno de nosotros, a nuestras sociedades, a la Tierra.

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